domingo, 27 de septiembre de 2009

mmm, tequenitos



Después de mucho tiempo me decidí a preparar mis propios tequenos. La verdad, demasiado fáciles. La receta, de Kristina Wetter. Además me puse creativa e hice algunos con queso y guayaba y otro con queso y orégano, se vendieron todos :)

sábado, 26 de septiembre de 2009

Vivencias de padres

Han pasado tres días desde que Augusto empezó a ir a la escuela. Estamos en el periodo de adaptación de 1 hora. Muchos papas hemos decidido quedarnos en el jardín del colegio esperando impacientes que el reloj al fin nos indique que los largos 60 minutos finalmente transcurrieron.

En éstos tres días los impacientes padres que hasta ese momento habíamos sido totales extraños y de quien ni siquiera sabemos el nombre hemos tenido charlas en las que hemos desnudado el alma como quien lo hace frente a su mejor amiga(o). Analizando, discutiendo, o simplemente sacando del corazón el inexorable remordimiento de no saber si estamos haciendo lo correcto o no al dejar a nuestros pequeños vástagos en un lugar lleno de extraños. Hablando de nuestros peores miedos y convencidos de que lo mejor hubiese sido dejarlos en la casa.

Estos tiempos modernos de familias poco numerosas que a lo sumo tienen dos hijos, padres que trabajan jornadas completas es lo que lleva que los chamos tengan que ir a la escuela prematuramente a aprender a compartir con otros niños de su edad, a socializar, en fin. Personas un poco mayores que yo, añoran los tiempos en que los numerosos primitos , todos ellos además contemporáneos se criaban juntos, tiempos en que los chamos hablaban precozmente porque tenían que pedir agua o tetero porque no había atención exclusiva; sino hablaban, corrían el riesgo de pasar más hambre que ratón de iglesia.

A fin de cuentas, los 60 minutos pasan y así concluye un día más. Agarramos a nuestros muchachos y salimos de la escuela convencidos de que el día de mañana será mejor. Ahora es fin de semana y ya fuimos advertidos de que el lunes muy probablemente sea de nuevo dura la adaptación ya que la rutina fue interrumpida…

Aún desconozco el nombre de los papas.

Llegó el día.

Hoy es 23 de septiembre, corre el año 2.009. Es una época de mucho calor en todo el territorio nacional. Son las 5:30 am. Patricio acaba de salir de la casa rumbo al aeropuerto con destino a Caracas por motivos de trabajo. Regresará con el favor de Dios a eso de las 10:00pm. Hoy lo extrañaré más que siempre y ya explicaré porqué.

Al día de hoy lo convierte especial el hecho de que mi hijo Augusto empezará el colegio. Este será su primer día. Emulsión de Scott diario desde hace 15 días para que no se enferme, esto es un jarabe a base de aceite de bacalao para que sus defensas estén como guerreros medievales. Útiles escolares entregados hace un par de días en el colegio. Maletica identificada, uniforme limpio y planchado. Pareciera que toda la preparación está lista, pero no así la mamá. Mucho miedo. Al parecer demasiado.

Quisiera poder explicarle a las maestras en segundos (sin que olviden el mínimo detalle) absolutamente todo lo que conozco de mi hijo, cada detalle, con minúscula precisión. Poder decirles que cuando se molesta arquea su cuerpecito y se tira con todas sus fuerzas hacia atrás y que tengan mucho cuidado de que no se golpee. De que no le den dulces o galletas porque no le caen bien a su barriguita, aunque de seguro si ve a alguien comiendo va a querer y va a decir “ma” ,”ma” forma que tiene de expresar que desea algo. Que es muy explorador y curioso y que por eso deben tener mucho cuidado y tenerle siempre un ojo cerca. O decirles que hasta ahora no pide agua o tete con lenguaje hablado sino corporal. Cuando siente necesidad de estas dos cosas o hambre, simplemente se acerca a la cocina y tiene plenamente identificado el lugar donde se colocan sus teteros y agua y donde van las ollas. Además quisiera decirles que no me lo dejen llorar. Que me llamen para recogerlo inmediatamente si pasan más de 5 minutos y aun llora porque no nos ve a su papá o a mí.

Para este proceso de adaptación el colegio sugiere que los niños solo se queden por un periodo de 1 hora, pero yo, como muchas mamas que conozco pienso quedarme afuera del colegio esperando sentada en el carro.

Hoy extrañaré más que nunca a Pato, sus palabras y su compañía que siempre me reconfortan.