miércoles, 30 de agosto de 2006

"Venezuela, que linda eres, pero que despeinada estás". Simón Díaz.

Este es un artículo de John Updike, un famoso escritor norteamericano que visitó nuestro país en la década de los 70 y que publicó sus impresiones acerca de nuestro país en la revista The New Yorker.
En lo particular me sorpredió mucho la forma en que nos describió. Acá te lo dejo para que te deleites al igual que yo, o lo critiques,¿porqué no?

Toda Venezuela, aparte de la insignificante clase media, está dividida en indios y ricos. Los indios se encuentran principalmente en el sur, entre los cenagosos afluentes del río Orinoco y los tepuyes habitados por dioses que yerguen sus temibles cimas a más de 1.500 metros sobre la selva circundante, mientras que los ricos tienden a concentrarse en el norte, a lo largo del soleado litoral, en la floreciente metrópolis de Caracas y en las costas semicirculares del lago de Maracaibo, de donde extraen su regio oro negro. La insignificante clase media ocupa una franja de sabana árida en el centro del país y algunos enclaves apartados en las faldas suburbanas del cerro Avila.

Los indios, cuyo color va del café moca al del chicle Dentyne, por lo general no miden más de 1,5 metros. Llevan el cabello al estilo paje y rigurosa pollina, con algunas tonsuras por consideración a los piojos. Ninguno de los dos sexos anda completamente desnudo: los hombres visten un guayuco alrededor de la cintura que se atan al prepucio, con lo cual el pene queda estirado hacia arriba. Las mujeres, una vez que abandonan la infancia, deben soportar algunos adornos como tres palitos de madera atravesados simétricamente debajo del labio inferior, como palillos en una aceituna. Las penetrantes miradas de ambos sexos son afables, pardas, alertas, cautas. El visitante, que se encuentra entre ellos con su cámara Nikon FE y su koala L. L. Bean, al principio se siente cohibido, pero luego comienza a sentirse a gusto con sus palpamientos inquisitivos, que golpetean y frotan su persona con una suave y arenosa insistencia diferente al torpe manoseo de los niños o a las caricias que un adulto caucásico le haría a otro. En sus palpamientos existe un éxtasis contagioso y mudo, y un afán vacío aunque con algunos parámetros de tacto e ironía. Estas son presencias humanas, cae en cuenta el visitante.

Los ricos, cuyo color de piel va del porcelana al moca, por lo general no miden más de 1,80 metros. Llevan el cabello en moños y peinados con secador. Ambos sexos suelen vestir de manera elegante. Los hombres prefieren los trajes oscuros de mediano peso (las noches en Caracas pueden ser frías), su corte inglés realzado con un ligero destello latino, y camisas a rayas pero con el cuello rigurosamente blanco y puños franceses abotonados con ágatas y oro. Los mujeres visten una variedad de modelos e imitaciones de trajes pantalón estilo militar, modelos originales de Dior y Oscar de la Renta llegan de París y Nueva York. Las penetrantes miradas de ambos sexos son afables, pardas, alertas, cautas. El visitante, que se encuentra entre ellos en su traje informal Brooks Brothers, con la camisa arrugada y el cuello abrochado en las puntas, al principio se siente cohibido, pero luego comienza a sentirse a gusto con su excelente inglés, aprendido en universidades de Londres o de los States, y con su impecable cortesía, que esconde, al igual que sus finos trajes ocultan su piel, sinuosas profundidades de español y esos pensamientos oscuros que la mente se expresa a sí misma en su idioma nativo. Cuentan anécdotas recopiladas de sus ricas vidas internacionales. Conforme avanza la noche, ofrecen confidencias, sondeos, inquietudes. Estas también son presencias humanas.

Los indios viven en shabonos –cobertizos más o menos circulares bellamente tejidos con palmas secas en claros cortados y quemados en la selva tropical circundante. Comúnmente, un shabono se pudre y es abandonado a los tres años. Su interior está impregnado de humo, por los fuegos de cocción, y las enfermedades de los ojos son comunes entre los indios. Duermen, descansan y mueren en chinchorros colgados tan cerca uno del otro como racimos de vainitas. Su tecnología, que en su estado puro no abarca ni el hierro ni la rueda, es sin embargo altamente elaborada: las complejidades químicas del curare nunca han sido sondeadas por completo, y con sus cerbatanas de casi 5 metros de largo los indios pueden abatir sus presas a más de 30 metros de distancia. Pescan sin anzuelos, empleando redes y echando lianas venenosas en el agua. Todo esto parece más fascinante de lo que en realidad es. Resulta deprimente permanecer en la penumbra de un shabono, el techo de palma lleno de insectos gigantes, los indios encorvados en sus chinchorros, sus ojos enfermos, sus vientres protuberantes, sus rostros y extremidades embadurnados con la misma tierra marrón grisáceo que compone el suelo, sus pocas pertenencias: unas cuantas cestas marrones y pieles de mono. Sus vidas no son el paraíso, por el contrario, están llenas de ansiedad –su religión se basa en el miedo, su arte de gobierno en una guerra constante. Para ellos, son “la gente” (yanomami), para otros, son “los asesinos” (waicas).

Los ricos viven en haciendas –grandes casas espaciosas y frescas con techos de tejas curvas y, sorprendentemente, caña seca. Algunas haciendas que aún existen en Caracas datan del siglo XVI, cuando el gran valle estaba casi vacío. Su interior está impregnado de humo, por las cenas a la luz de las velas, y los lentes de contacto son comunes entre los ricos. Sus muebles son sólidos, negros y pulidos por generaciones de sirvientes. Grandes cuadros de Diebenkorn, Stella, Baziotes y Botero adornan las paredes de yeso blanco, junto con pinturas religiosas en vivos colores estilo colonial español. Los artefactos son todos modernos y pagados. Aun cuando se agotase el petróleo del lago de Maracaibo, ya se han descubierto vastos yacimientos de crudo pesado en el estado Bolívar. Todo esto parece más fascinante de lo que en realidad es. A los ricos les gustaría estar en París, Londres, Nueva York. Muchos tienen apartamentos en Miami. La alta costura y la pintura abstracta puede que no resulten suficientes como baluarte. La democracia constitucional de Venezuela, aunque el último dictador huyó en 1958, no está tan garantizada como puede parecer. La turbulencia y la tiranía son tradicionales. El Che Guevara aún es idealizado entre los estudiantes. Para ellos, los ricos son gente buena, decente y divertida, para los demás, son “reaccionarios”.

Hay misioneros, muchos de ellos estadounidenses, que trabajan con los indios. Afirman que dado que la civilización occidental, con todas sus enfermedades y sus desperdicios, debe llegar, es mejor que lo haga a través de ellos. No obstante, los antropólogos marxistas los vituperan. Hay expertos extranjeros, muchos de ellos estadounidenses, que trabajan con los ricos. Afirman que sólo están brindando su ayuda y que, de todos modos, la industria petrolera fue nacionalizada hace cinco años. No obstante, los antropólogos marxistas no se sienten complacidos. Los pies de los indios son muy anchos en la parte delantera, sus dedos se abren para trepar los árboles de aguacate. Los pies de los ricos son muy estrechos en la parte delantera, sus dedos comprimidos por los zapatos italianos puntiagudos. Los indios buscan aliviar sus tensiones usando ebene, o yopo, una droga que altera la mente extraída de la corteza del ebene y que un compañero sopla en la nariz del consumidor a través de una caña hueca. Los ricos aspiran cocaína por la nariz y frecuentan discotecas alucinantes, pero más comúnmente ingieren coñac, vino blanco y whisky, junto con sus compañeros.

Estos y otros contrastes y comparaciones entre los indios y los ricos quizá puedan cobrar mayor significado mediante la siguiente anécdota: un visitante, después de algunas semanas en Venezuela, fue invitado a volar a lo alto de un tepuy en helicóptero, el cual se estrelló. Como se explicó, para los indios los tepuyes supuestamente son lugares prohibidos poblados por los dioses y, en honor a la verdad, presentan una exótica y asaetada vegetación, así como una escarpada geología para los intrusos que no está acostumbrados a visitarlos. El choque no fue de mayor importancia, no se quebraron huesos o botellas (llevaban una opípara merienda con mucho vino blanco). Acabaron con el contenido de las botellas, fotografiaron la exótica vegetación y llegó el helicóptero de rescate. En el Cessna de vuelta a Caracas, los sobrevivientes no se cansaban de hablar sobre el incidente y su supervivencia, y la pelirroja sentada frente al visitante dijo: “Me encanta cómo pronuncias ‘tepuy”, al tiempo que lo imitaba. “Es realmente estimulante”, expresó. El visitante poco a poco se dio cuenta de que estaban coqueteando con él y que, por lo tanto, esa mujer era de clase media. En Venezuela, sólo la insignificante clase media coquetea. Los indios secuestran o son víctimas de violaciones, los ricos toman por la fuerza, o se entregan, lánguidamente, en una imperiosa rendición.

Los indios sólo conocen tres palabras en español: “¿Cómo se llama?”. Dentro de las creencias de los indios, dar su nombre equivale a ponerse bajo el poder del otro. Y los ricos, cuando alguien es presentado, entornan los ojos y guardan su nombre en sus misteriosas profundidades. Entre ellos, el poder fluye por líneas de afinidad e intimidad. Tras una imperiosa rendición, una mujer rica mira fijamente a su visitante con un nuevo interés a través de sus ojos entornados, castaños, afables y delineados con kohl. El se ha convertido en alguien a tener muy en cuenta, aunque sólo sea como una fuente potencial de dificultades financieras. “¿Cómo dijiste que te llamabas?”, pregunta la mujer.

Los indios y los ricos rara vez se juntan. Cuando lo hacen, el resultado es un mestizo, y la explotación de recursos naturales. Ahí radica el futuro de Venezuela.

2 comentarios:

Dalia dijo...

Vaya, parece que fuera de hace mucho más tiempo atrás.

Anónimo dijo...

Bonjour, locuraordinaria.blogspot.com!
[url=http://cialisespana.fora.pl/ ] cialis [/url] [url=http://cialises.fora.pl/ ] cialis [/url] [url=http://cialismedica.fora.pl/ ] cialis online[/url] [url=http://cialissinreceta.fora.pl/ ]venta de cialis online[/url] [url=http://farmaciacialis.fora.pl/ ]vendo cialis en espana[/url] [url=http://cialisfarmacia.fora.pl/ ] cialis en espana[/url]